Contrasta. Todo contrasta. Acá y allá, siempre contrastes.
Un bebé en los brazos de un rostro por donde caen lágrimas, pero no resbalan, duelen, queman, ahogan y llevan hasta un punto tan extraño y tan conocido a la vez, un estado de inconsciencia tan, pero tan consiente; que genera lástima, aunque puede ahondar en felicidad, en emoción, porque uno no se olvida de esa pequeña vida que tiene en los brazos, de esa gran, gran vida.
Un bebé en los brazos de un rostro por donde caen lágrimas, pero no resbalan, duelen, queman, ahogan y llevan hasta un punto tan extraño y tan conocido a la vez, un estado de inconsciencia tan, pero tan consiente; que genera lástima, aunque puede ahondar en felicidad, en emoción, porque uno no se olvida de esa pequeña vida que tiene en los brazos, de esa gran, gran vida.