jueves, 29 de mayo de 2008

Bajo tierra (again)

Ya no estás y en tu lugar un viejo gato, negro y blanco al cual no escucho maullar, ocupa tu rama. Un árbol sin hojas y con un gran nudo en su punta no es observado por ninguno de los seres humanos que esperan un colectivo a unos metros. Nudo en la punta: ¿raíz o ramas, pies o nariz, cabeza o manos? Descartemos la última opción, no lleva "iz". Silbidos y gritos. Abajo, en el subterráneo los hombres se cubren la mayor parte de la cara posible con sus bufandas, pierden noción de su tamaño con sus abrigos. Las yemas se hielan, las palmas se queman. Duelen y cansan.
Por eso digo que mis escrituras son monotemáticas y aburridas: siempre finalizan con él.
En mis oídos suena un crua chan que desconoce mi queja.

lunes, 26 de mayo de 2008

Él

Él corre y te sigue, pero tiene como proridad su propia escritura, de alguna manera sabe lo que vendrá. Se autoengaña, que crueldad la suya.
Él dice que oculta todo, oculta su realidad, oculta sus sentimiento. ¿Te ocultará? ¿Te lo ocultará?

lunes, 19 de mayo de 2008

Espero

Espero que no seamos magos.
Espero que no seamos duendes.
Espero que no seas una pobre ninfa remontando un dragón de negras alas, que al revolverlas asperamente no barran el polvo de mi castillo verde.
Espero conocer el color de tu castillo, de tu avismo, antes de que sea tarde.
Espero que las miradas se nos crucen, que los ojos se vean.
Espero que no cerremos tantas puertas en nuestro adios, ni que la luz se apague al fin.

[Espero poder rodar
Esperá el atardecer
Esperá que mi mirada
salga por el horizante]

jueves, 15 de mayo de 2008

Noviembre

Mi único par de piernas, congeladas, tiemblan bajo mi pantalón al que lo rosa el frío de ese martes. Un cielo completamente blanco opaco sobre nuestras cabezas deja caer agua en forma de gotas que al llegar al negro asfalto sueltan un breve sonido. Melodía de lluvia. Impactan una por una, bailan en soledad. Al cansarse sus piernas, se dejan al poder del destino, el cual las reúne y les da poder. Charcos armados. Un ecosistema efímero y rápidamente multiplicable. En cuestión de segundos nace y muere. Se desconcentra, concentra y vuelve a desconcentrar. Yo en la vereda, único público esperando a que termine la función, veo el sol caer y con un rayo cerrar el telón. Con la lluvia se va la dulce melodía y con ella mi hipnotización. Recuerdo mi mal día y vuelve la función.

lunes, 12 de mayo de 2008

Ocho de febrero, día de la vuelta

Corríamos cruzando el campo. Detrás nuestro se habría una inmensa nube de tierra. El horizonte nunca llegaba, y por lo rápido que mis piernas se cansaban, tampoco llegaría yo a él.

martes, 6 de mayo de 2008

terraneosub

Rápidas caminatas por inmensos laberintos. Espera. Puerta que se abre. Aquel espacio libre entre unos y otros vale oro. Dieciocho treinta, hora pico. Puertas que se cierran dando comienzo a un tan esperado reacomodamiento, pequeño reacomodamiento. Dedos que pasan, manos que encuentran, ojos que miran. Una vez más: Espacio.
Distintas miradas con diferentes destinos se enriedan, se entrelazan, se olvidan.
Estación General Urquiza. Varios ojos abandonan este efímero ecosistema, otros lo recompondrán.
¡Alto! Reloj. Mano que viaja, que busca comodidad. Pero ahora somos menos y las miradas son más presisas, intimidan. Dieciocho cuarenta y cinco, y mi cabeza funcionó el doble. Última palabra. Escape final.