Corríamos cruzando el campo. Detrás nuestro se habría una inmensa nube de tierra. El horizonte nunca llegaba, y por lo rápido que mis piernas se cansaban, tampoco llegaría yo a él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
no hay fin siempre hay más
No hay comentarios:
Publicar un comentario