jueves, 24 de febrero de 2011

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En un cuarto de hotel, oscuro. Hay olor a sangre, malestar en mi boca. Mi cuerpo también, no se siente contento. El bazo hinchado, a punto de explotar, no sé el motivo. Pero duele y no sé siquiera si realmente es mi bazo, o el hígado o un riñón, los pulmones, o el mismo corazón que cambió de lugar. El sentido de tacto interno, a nivel órganos del cuerpo, se evaporó. Hay algo que molesta, pero creo que están todos entremezclados, a nivel del estómago. Y duelen. O más que duelen pesan. Pero no sé si lo que más pesa es el dolor, el no saber qué hora es, las cortinas (por su peso no puedo ni correrlas), no saber de dónde viene ese olor a sangre o el pensar qué hago acá. Realmente, no sé qué pesa más.

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