viernes, 29 de julio de 2011

der 2.0

Necesito otra pulcerita roja. Cualquier cosa puede llevar a la envidia. Cualquier puta cosa puede hacer crecer el deseo arrasador, tan grande y furioso, odioso, capaz de aniquilar al que se interponga, del querer tener lo del otro. Del querer poseer aquello que el otro posee o de, simplemente, en ese momento y frente a esa simple cualidad, ser el otro.
Maldita mierda de sentimiento, uno de los peores. De los siete pecados, uno de los más dañinos. Porque muere el que lo posee: la envidia no se cura en el momento.
Lo peor es que la pulcerita roja es para que los demás no te envidien nada y no para que vos no lo hagas. Entonces ¿por qué no están llevando todos una cinta roja en la muñeca? Es por el bien de todos, para salvarnos.

No hay comentarios: