miércoles, 30 de abril de 2008

subterraneo

Cuando los roces producen frío y la primer linea de concentración cerebral pasa por él, todo ser mínimamente sensible se acurruca en su propia piel. Bajo vuestros pies, mi cabeza, mi cuerpo y el de muchos más. Sin espacio entre unos y otros, sin posibilidad de movimiento alguno. Gran multitud comprimida viajando más rápido que el agua o que el viento, vaya uno a saber cuán rápido van ellos y por ende nosotros, en diferentes sintonías, pero todos con el mismo objetivo: llegar.

1 comentario:

violonchello dijo...

Pero aaaaaaaaandate a limpiar el cutis, vo!